El proyecto se ubica en Sevilla, al final del paseo que bordea la orilla del Guadalquivir. La objetivo principal del proyecto es aumentar ese recorrido fluvial con un último tramo y convertirlo en una nueva zona cultural para toda la ciudad.
A nivel de arquitectura, el proyecto se desarrolla en una serie de volúmenes edificatorios situados a lo largo de la parcela los cuales quedan parcialmente enterrados en función de su programa para dar servicio a los distintos niveles, destinando las partes más oscuras a programas secundarios y a su vez optimizar los recursos ya sea por motivos climáticos, económicos y estéticos. Por todo ello, el espacio público se convierte en el gran protagonista del proyecto.
La vegetación se coloca buscando optimizar las sombras arrojadas y sus cualidades estéticas. En cuanto a los materiales, el acero corten, junto con el hormigón y grandes cristaleras, son los escogidos, por varios motivos, estéticos, eficiencia energética y el control de su envejecimiento.